Mientras los expertos en salud pública intentan encontrar el origen del brote mortal de una nueva cepa de la bacteria E. coli
en Alemania, una lista cada vez mayor de enfermedades y advertencias en
Europa ha suscitado temores sobre los alimentos en todo el mundo.
Para los consumidores, el brote también plantea interrogantes acerca de qué alimentos son más peligrosos y por qué.
Sin embargo, los especialistas argumentan que la clasificación de los
riesgos es muy difícil, primero por la forma en la que se realizan las
estadísticas y segundo por el hecho de que la mayoría de los casos de
enfermedades relacionadas con la alimentación no son reportados o
investigados. Además, cualquier tipo de comida puede convertirse en un
vector de decenas de variedades de bacterias infecciosas.
Entre los “delincuentes” más significativos se encuentra la carne
poco cocinada, el pollo y los huevos. Los productos frescos también
están bajo sospecha y se han convertido en un foco de atención en las
investigaciones en curso que se llevan a cabo en Alemania. Los
organismos de salud pública han realizado un llamamiento a la población
para que se evite el consumo crudo de germinados, tomates, pepinos y
hojas verdes que se cultivan en el norte de Alemania.
En el caso de los vegetales contaminados, los restos fecales de animales
siempre terminan llevando la culpa, ya que existen agricultores que
aplican el estiércol repleto de bacterias directamente en el suelo de
las plantaciones.
En otros casos, el agua de riego puede estar contaminada, los animales
salvajes pueden acceder a los campos y los trabajadores agrícolas
pueden contaminar los alimentos durante las actividades de manejo.
El secreto de permanecer saludable, comentan los especialistas, consiste en conocer a tu enemigo.
"Vivimos en un mundo
repleto de bacterias", explica Timothy Jones, epidemiólogo del
Departamento de Salud de Tennessee, en Nashville. "A veces los
epidemiólogos bromean sobre el hecho de que las heces se encuentran en
todas partes. Es un pensamiento un poco asqueroso, pero es el mundo en el que vivimos”.
Cada año, uno de cada seis americanos enferma por alimentos infectados por bacterias, según el Centro de Control y Prevención de Enfermedades
(CDC, por su sigla en inglés). El CDC registra más de 1.000 brotes al
año, en un total de 48 millones de personas que presentan síntomas que
van desde las náuseas y los cólicos abdominales, hasta la fiebre y la
diarrea severa. Tres mil personas mueren anualmente por enfermedades
transmitidas por los alimentos.
Existen otros 31 tipos conocidos de bacterias, virus
y otros patógenos que infectan a los alimentos, pero sólo un puñado de
agentes provoca la mayoría de los casos diagnosticados. (Millones de
casos no tienen causa conocida). La salmonella provoca la gran mayoría
de los casos que se resuelven en última instancia, mientras la E.coli
0157 provoca los brotes más severos. Otros patógenos incluyen al norovirus, la listeria y el campylobacter.
Cada tipo de agente infeccioso tiene sus preferencias en cuanto al hábitat. Al campylobacter, por ejemplo, le gusta vivir en pollos u otras aves, mientras que la E. Coli 0157 es más feliz en el interior de una vaca.
Esto explica por qué hace algún tiempo la carne molida era la principal causa de infecciones por E. coli
0157, aunque las regulaciones más estrictas han reducido el porcentaje
de casos. Ahora ha llegado el momento de que las hortalizas frescas
compartan la responsabilidad por diseminar las bacterias.
Cualquier tipo de fruta, legumbre o verdura se puede contaminar con la E. coli, la salmonella
y otros microbios infecciosos, pero algunas variedades fueron
vinculadas con mayor frecuencia con los brotes infecciosos, tales como
los germinados, las hojas verdes, los tomates, los jalapeños y el melón.
Los germinados son particularmente preocupantes porque la contaminación comienza por las semillas, que son colocadas en agua templada para brotar.
"Los productos agrícolas corren algún riesgo de albergar la E. coli
o la salmonella en sus semillas”, alertó Kirk Smith, supervisor de la
Unidad de Dolencias Transmitidas por los Alimentos del Departamento de
Salud de Minnesota, en St. Paul. Smith recomienda evitar el consumo de
germinados enteros. "De lo contrario, usted los estará incubando en las
mismas condiciones en las que las bacterias crecen”.
Cuando son lo suficientemente grandes como para el consumo, los
germinados presentan innumerables rincones y fisuras, que obstaculizan
la esterilización adecuada. Aunque usted los lave vigorosamente, las
bacterias pueden permanecer incrustadas en el tejido de la planta. Lo
mismo puede ocurrir con las espinacas, la lechuga, los tomates y otras
hortalizas. En estos casos, ninguna limpieza es capaz de eliminar la
contaminación.
Las hortalizas y verduras también son problemáticas porque las
comemos crudas. Resulta fácil matar las bacterias en los huevos y en las
carnes si se cocinan a altas temperaturas pero nadie hierve unas hojas
de lechuga para preparar un sándwich.
Con la intención de reducir los riesgos de infección alimentaria, el CDC recomienda lavar las manos con agua
caliente y jabón al menos 20 segundos antes de cocinar. También se
aconseja evitar la contaminación cruzada con cuchillos y tablas de
cortar y el lavado de todos los vegetales, incluso aquellos que ya se
venden pre-lavados.
Los únicos alimentos que Smith no come son los germinados, la carne poco cocinada, las ostras crudas y los jugos y leches
sin pasteurizar. Sin embargo, manifiesta que aunque es importante
tomarse en serio las enfermedades transmitidas por los alimentos, es
mejor comer frutas y verduras que evitarlas por culpa de la
contaminación.
"Las cosas no son perfectas y nunca lo serán. Pero son mejores de lo que jamás fueron a lo largo de la historia”,
afirmó Jones, añadiendo que las 3.000 muertes anuales son
estadísticamente insignificantes frente a los miles de millones de
comidas que se sirven diariamente en el mundo.
"Lo que más mata en este país es la obesidad, las enfermedades
cardíacas y el cáncer”, añadió. "Por ello, las hortalizas y una dieta
saludable son muy importantes”.

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